viernes, 25 de junio de 2010
Tríptico de visiones
pequeñas perlas.
A un lado hay un trazo
que guarda la llama,
que se tiende al antiguo
aroma de las oraciones,
y se apaga y tiembla,
y sigue temblando.
No se derriten las máscaras.
Se nubla el sonido
de un amanecer estrangulado
con sus propios alambres,
mientras el fondo de la ceniza
mantiene su nuevo cuerpo.
Pero no me des forma,
mírame ahora que pierdo
la trayectoria de los barcos,
en la tímida decadencia
que me brota de las palabras.
Mírame desde lejos
y sin mirar,
mírame con tus dedos
de ave,
con esas extremidades
que sumerges tiernamente
en la coraza de lo invisible.
Fija tu caída en otro lugar,
impacta
contra cualquier sonido,
piérdete como yo,
sin buscar eso que persiguen las venas,
imaginando círculos
y mentiras,
salvando lo que no se puede conservar.
Pero se alejan las últimas
pisadas
y la multitud es ahora esa perla,
un camino de bestias y gritos
haciendo espiral
entre un momento y otro.
lunes, 14 de junio de 2010
Impreciso
antigua cáscara de tranquilidad y olvido,
sangrante,
gastado y líquido,
gélido caer de médulas plomizas
que se unen y van rasgando
una a una
el momento de la inmensidad.
Falta que el error tenga esferas;
farsas tornando la vulnerabilidad
de los espejos,
del verdadero signo,
ese fragmento que se despoja
al estar nunca y siempre
en la extasiada fugacidad
de las luciérnagas.
Porque se diluye la fragilidad,
la muerte de la muerte
en la plenitud y lo complejo,
dolorida e incapaz,
cansada de ser sombra volátil,
raspando el cristal con la mandíbula
vuelta hacia la profundidad,
buscando un caparazón en la ventana
de una lluvia sin huesos ni remembranza.
Pues se ha de ir por la pradera
cayendo alguna vez a la espiral
errante que no se sostiene
en encantos o en la cavilación
de breves augurios.
Y se basta en sí,
simples ángeles suben un portal
que se dibuja inalcanzable
y se contiene de contemplar
con los ríos de la figura desarticulada
que plasma sólo un costado de su trino,
imagen de los débiles en la mar.
jueves, 3 de junio de 2010
Poesía inacabada
noches desgarrando la pupila
manchando la voz de silencio
la claridad que se endurece por algún rayo
Ya soy para el tiempo y las palabras
el vértigo extraño de caer solo
de sólo caer en el sudor
que sostiene mi regreso
de sólo tejer la situación
otra vez solo
Siempre quiero ser eso nuevo
el corazón que se abre como una palma
la muerte que todos desean
el deseo ése por el que mueren
Y me abstengo de los símbolos
me rompo la cabeza misma contra las nubes.