lunes, 15 de febrero de 2010

Historias de un árbol muerto.

Poco sé de lo real:
dibujantes imprecisos,
parcas piezas de certeza...
inviolable, tal vez,
entre poco de visión
y mucho de sombra.

Allá es más cerca,
hay un rugir de ceniza,
de dioses sin color
rompiendo telas de sueño.

Allá observa un jaguar
cuando algo brota,
como pausada espiral,
ojo de ciervo en la corteza,
raíz de antiguas almas,
brutalidad
y metal sin hueso.

Un grito segrega los bosques,
cual cicatriz,
desde el suelo al nunca,
y se abren párpados de incienso.

viernes, 5 de febrero de 2010

Yo que nunca pinté la realidad,
yo que ni pensar en un trazo;
que sin saber de lo simple y lo complejo;
que sólo, solo, solía silbar
bajo el frío de los párpados.

Yo que de mí nunca supe
más que poco menos aún que nada,
encontré un azul
-de unicornio y aire-.

Un azul de luna y de canción,
de sueño en sueño.

Yo que basta, para tú, cerrar la vista,
porque te pienso
y extraño,
desde siempre.

Y así es:
hay ojos que dan sentido;
que tienden a hacerse uno,
y mirar la eternidad
en las manos de un cíclope.

A toda hora,
en los relieves de la luz,
y en su ausencia,
cómo te amo.
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