lunes, 23 de febrero de 2009

Alma, tiempo. Buena cara

El alma se resiste
al desencanto.
El poeta
a veces busca y piensa,
pero el amor,
el verdadero amor,
lo sitúa siempre en la orilla
de un mar con besos
y con aromas miles

Busca el poeta alejar
de si el dolor y la amargura,
y hasta la felicidad misma
cuando todo eso va ligado
a la mujer, que en el camino
es musa y piedra

Arranca de si
cualquier línea de aquel
embeleso, pero hay algo
aun mas grande que
la voluntad.

Y cae el poeta de su fortaleza.
Cae en picada a un suelo
raso, árido, reseco como su alma.
Un suelo que lo espera
de tiempo atrás.

Cae por que tiene que caer
y salvarse de la sed
allá tan arriba.
Baja a beberse el amor
de un trago para que no le ardan
el corazón y el cuerpo.

¿Y a quien culpar?

Culpa sea expirar
del que no escucha las voces.
Esas voces tienen la razón.
Vienen de adentro.
De un mundo más profundo
que el nuestro. De una realidad
más pura y nítida.

Ahí el poeta no se puede mentir
y no me miento.

No me miento, pero la vida
esta que ondula ante mis ojos.
Se mueve a todos lados.
Se aleja de la vista por
caminos divergentes

Culpa sea de mi por
ser poeta y tan vivir enamorado

Por: G. C. R.

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